Antes de empezar a hablar de las diferentes formas de consumo, cabe mencionar que todas ellas tienen algo en común: el calentamiento del cannabis. Durante este proceso, por medio del calor y las altas temperaturas, tiene lugar la descarboxilación de los cannabinoides para convertirse en compuestos farmacológicamente activos.
La descarboxilación es una reacción química en la que un grupo carboxilo (-COOH) se elimina de un compuesto en forma de dióxido de carbono (CO2). Este proceso activa los cannabinoides de la planta, que se encuentran en su forma ácida, como el THCA y el CBDA, y los transforma en los cannabinoides que conocemos, como THC y CBD.
Cabe destacar que la descarboxilación del cannabis es necesaria para disfrutar, por ejemplo, de los efectos psicoactivos del cannabis, pues el THC en su forma ácida (THCA) no produce la psicoactividad que se asocia a la marihuana. Por ello, aunque se consuma ingerido, se aconseja aplicar calor al cannabis previamente (cocinándolo de alguna manera) para activar sus componentes.
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